viernes, 23 de enero de 2015

Relato de una brigadista argentina en la resistencia kurda


La ciudad de Suruç, ubicada en la provincia kurda de Sanliurfa y a pocos kilómetros de la frontera con el Kurdistán sirio, es uno de los puntos en los que miles de refugiados sobreviven tras los ataques y masacres cometidas por el Estado Islámico (EI).

Aunque Suruç se encuentra en territorio turco, su población es de mayoría kurda y esa tierra, según sus habitantes, pertenece a un país que no existe por capricho de las grandes potencias europeas que dividieron a Medio Oriente luego de la Primera Guerra Mundial.

El pueblo kurdo sigue expectante a lo que sucede en Kobane, del otro lado de la frontera, localidad que es defendida desde hace más de dos meses por las fuerzas guerrilleras YPG y YPG, ligadas al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Y este seguimiento de los combates en Kobane es algo literal, porque los edificios y casas de esa ciudad se pueden observar nítidos desde Suruç, salvo cuando las bombas comienzan a explotar y una polvareda color tierra se levanta furiosa desde el suelo.


Ahora Suruç se ha convertido en refugio para unas 60 mil personas desplazadas y por eso está desbordada y con urgentes necesidades humanitarias. En esa ciudad se encuentra Claudia García, médica argentina en hemoterapia. Militante de Convergencia Socialista (CS), García pasa los días realizando tareas de asistencia a los refugiados. En diálogo con Marcha y Resumen Latinoamericano, la médica argentina contó que en Suruç, localidad rodeada por grandes sembradíos y de carácter campesina, hay "hay alrededor de 60 mil desplazados, distribuidos en varios campos, aldeas y también en casas particulares". Pese la crítica situación, señaló que "el ánimo de la gente, en general, es optimista y tienen confianza en que podrán volver a su tierra".

Pero en su relato también se palpa la realidad más cruda y que afecta tanto a los kurdos de Suruç como a sus compatriotas desplazados desde el norte de Siria. "La situación es difícil –explica-, hay muchas necesidades y empezaron los primeros fríos del invierno que serán muy crudos". García agrega que las necesidades más urgentes en la ciudad "son las de alimento, ropa de invierno, calzado y frazadas", no sólo por el invierno que se avecina sino "porque la mayoría de las personas han tenido que abandonar sus casas y refugiarse prácticamente con lo puesto".

Si bien en Suruç no existe la presencia del EI, García advierte que el Ejército turco mantiene desplegado un destacamento como también soldados en la frontera con Kobane con el objetivo de "impedir el paso de las personas que quieren cruzar" a defender esa ciudad. Lo dicho por la médica argentina no es una novedad, ya que se han conocido diferentes denuncias y artículos periodísticos en los que se apunta al gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan de facilitar armamento y logística a los mercenarios del EI para que crucen hacia Kobane, mientras bloquea la frontera para que los pobladores kurdos no se sumen a la resistencia guerrillera.


La resistencia

García llegó a la frontera con Kobane el pasado 5 de diciembre desde Amet, capital de Kurdistán y principal ciudad del sureste de Turquía. Luego de atravesar retenes militares y controles varios, puso manos a la obra para asistir a los refugiados y convertirse en testigo presencial de un panorama político particular para Medio Oriente: la búsqueda del pueblo kurdo para afianzar una revolución que comenzó hace dos años en medio de la crisis siria, con características inéditas en la región, en un proceso que intenta democratizar el norte de Siria incluyendo a otras nacionalidades que habitan la vasta zona.

Pese a que en la actualidad las noticias sobre este tema se reducen a cuántos bombardeos se efectuaron o cuántos mercenarios del EI fueron abatidos, en Kobane existe un pueblo que se niega a huir y abandonar su tierra.


En una carta que difundió semanas atrás, la médica argentina rescata una característica del pueblo kurdo silenciada por el sonido de las bombas y el tableteo de las ametralladoras, pero que los acompaña en todo momento. García narró que estando en un poblado fronterizo, hombres y mujeres kurdas bailaban y entonaban canciones alusivas a su lucha y resistencia. Cuando las ráfagas de ametralladora se escucharon, acompañadas por las explosiones de las bombas, esos hombres y mujeres continuaron vivando a sus mártires. Y en esa carta, García recordó lo que un kurdo le dijo para ejemplificar lo profundo de su pueblo: "Un kurdo pelea solo contra el viento en la montaña, dos kurdos discuten de política y pelean entre ambos; mientras tanto, tres kurdos bailan".

Según las noticias que llegan a Suruç, "el 80% del territorio de Kobane está controlado por las YPG-YPJ", indica la integrante de CS, quien acota que esa cifra significa "que después del último intento de ofensiva del EI, iniciado el pasado 29 de noviembre desde territorio turco, el ataque de los mercenarios armados por el imperialismo fue repelido y retrocedieron en el terreno que habían avanzado". Igualmente, García aclaró que los ataques del Estado Islámico junto a los bombardeos de la coalición internacional, encabezada por Estados Unidos, convirtieron a Kobane "en una ciudad que está prácticamente destruida".


Aunque la situación de la población de Kobane es crítica, la médica afirma que "para las kurdas y los kurdos, el valor y la capacidad de las YPG-YPJ para defender la ciudad es indiscutible". En sus charlas con refugiados, dice García, "el reconocimiento hacia la guerrilla es permanente". En particular, la admiración es mayor hacia las mujeres guerrilleras que en estos meses han marcado la diferencia en la defensa de la ciudad y en los combates contra el EI.


"En cuanto a mi apreciación acerca del desempeño de las mujeres, puedo decir habiendo estado en Cinar, Cizre y ahora en Suruç, se destacan por su participación activa y ocupando roles de responsabilidad más que los hombres, tanto en la organización de la ayuda a los y las habitantes de Kobane como en las múltiples actividades que se deben realizar para sostener la lucha y la moral del pueblo kurdo".

(Publicado en www.resumenlatinoamericano.org y www,marcha.org.ar - 17 de diciembre de 2014)

Alfaro Vive Carajo: La guerrilla que conmocionó a Ecuador


El operativo fue rápido y preciso. El grupo de militantes ingresó al Museo Municipal de Guayaquil, redujeron con facilidad al personal de seguridad y robaron las espadas de los próceres Eloy Alfaro y Pedro José Montero. Era el 11 de agosto de 1983. Antes de su retirada, los atacantes dejaron una pila de panfletos en los que se presentaban: “Los alfaristas desenvainamos estas espadas para iniciar y vigilar la larga lucha popular por alcanzar un Ecuador libre y soberano”. Al pie de los panfletos, la firma daba comienzo a un nuevo capítulo en la historia de Ecuador: “Montoneros Alfaristas juramos vencer. Alfaro Vive Carajo”.

Unos meses antes, en la ciudad costeña de Esmeralda, jóvenes estudiantes en su mayoría fundaban una organización armada que estremecería al país. Aunque su nombre original fue Fuerzas Armadas Populares Eloy Alfaro (FAPEA), las crónicas rojas de la época se encargaron de denominarlos Alfaro Vive Carajo (AVC), nombre que cruzaría a Ecuador por varios años.

Pablo Proaño y Susana Cajas, ex combatientes de la organización, dialogaron con Resumen Latinoamericano en Quito. Con sus palabras rememoraron la trayectoria de una agrupación que nació durante una década en que la experiencia insurgente, en algunos puntos del continente, ya se encontraba extinta. Con una fuerte influencia del M-19 colombiano y la naciente Revolución Sandinista en Nicaragua, AVC se conformó con jóvenes estudiantes que venían de luchas profundas contra los planes gubernamentales, aplicados bajo el monitoreo de Estados Unidos y de instituciones financieras internacionales. Liderados por Arturo Jarrín, AVC tuvo una corta pero intensa existencia, y su impacto llevó al gobierno de León Febres Cordero (1984-1988) a desplegar un sistema represivo que incluyó la creación de escuadrones de la muerte, y la tortura y los asesinatos como métodos de exterminio.

Durante su historia, AVC mantuvo los tres pilares que conformaban su lucha: democracia auténtica, justicia social y una economía nacional independiente. Y en ese lapso de tiempo, nunca dejaron de realizar “recuperaciones” en bancos, liberación de prisioneros y acciones que quedaron marcadas en la población. Uno de esos hechos emblemáticos fue el robo de armas de la bodega de la Policía Nacional, ubicada en Quito. Siete guerrilleros vestidos de policías ingresaron y redujeron a cinco guardias, cortaron las líneas telefónicas y, tras cuarenta y cinco minutos de operativo, abandonaron el cuartel con 631 revólveres calibre 38, 40 carabinas y varias cajas de balas.

En este recorrido, Proaño y Cajas hablarán sobre la conformación de la insurgencia, su ideología y la concepción del marxismo que desarrollaban. También recordarán la figura de Arturo Jarrín, el líder máximo de AVC, quien fue secuestrado en Panamá en 1991 por la inteligencia de ese país. Jarrín aparecería asesinado en Quito el 24 de octubre de ese año, con varios impactos de bala y evidencias de torturas.

Influencias y fundación

Pablo Proaño (PP): Todo surge en la lucha de los finales de los 70 con la dictadura militar. Muchos grupos de jóvenes nos fuimos radicalizando y veíamos que la lucha armada era una salida. Teníamos el ejemplo de Nicaragua que estaba próxima a derrocar a Somoza. Existimos y fuimos parte de organizaciones muy pequeñas y diversas de todo el país, y la nuestra era una de ellas. Años después se conformaría este conglomerado denominado Fuerzas Armadas Populares Eloy Alfaro (FAPEA). Eso terminó con el nombre Alfaro Vive Carajo porque la prensa bautizó así a la organización.

Susana Cajas (SC): Se leyó mucho a la revolución nicaragüense, toda su propuesta política, la poesía, la literatura de la revolución nicaragüense fue bien importante. Estuvieron Cuba y el M-19 como influencias importantes. Aquí participábamos de las brigadas César Augusto Sandino y Farabundo Martí. Esos fueron hechos históricos bien importantes para definir nuestra participación política.

PP: Era un grupo focalizado pero que nos constituimos con una estructura jerárquica, con división del trabajo tanto en lo político-poblacional, como en lo militar. Estamos hablando de los inicios de los años 80 y para 1983 sale a la luz pública la organización. Fue la sumatoria de 12 o 13 organizaciones pequeñas, entonces la vinculación fue desde antes. Muy cercana a nuestra realidad estaba la experiencia colombiana, el M-19 principalmente, que era una ruptura con las formas tradicionales de llevar adelante la lucha, como tenían las Farc y el ELN que venían de posiciones políticas mucho más doctrinarias y ortodoxas.


Marxismo latinoamericano

SC: Era una organización muy democrática y soberana, que se adelantó mucho a la propuesta que hoy está planteando la Revolución Ciudadana. AVC fue una ruptura ideológica y de construcción latinoamericana, porque en ese momento ya teníamos mucha discusión sobre pensar que el marxismo no era todo lo que resolvía en Latinoamerica. Para nosotros el marxismo tiene unos postulados, unas propuestas muy importantes en muchos aspectos, pero era para un momento y una región. Pensábamos que en América Latina, la dictadura del proletariado no debía construirse, porque la clase proletaria nunca tuvo la fuerza que tuvo en los países industrializados. Los obreros de este país se fueron convirtiendo en una clase con privilegios, que tenían contratos colectivos, los puestos asegurados e ingresos fijos, mientras que había una maza impresionante de desempleados o de empleados informales, de pobladores, jóvenes y mujeres, que no estaban incluidos en este sujeto histórico. Entonces planteamos que el sujeto histórico no puede ser el obrero y el campesino. Sí deben estar, pero no deben ser los únicos como lo plantea el marxismo con los obreros y los campesinos siendo la vanguardia de esta revolución. Esa es una parte ideológica importante, entonces planteamos la democracia en armas.

PP: Había varias corrientes: el socialismo revolucionario, marxistas ortodoxos, algunos trotskistas. Básicamente lo que se trató de delinear y crear fue una izquierda nacionalista, una forma que logre contentar a todos, cosa que no ocurrió. Incluso hubo cuadros del Partido Comunista que fortalecieron las filas. O que la veta más importante, que fue la de Fausto Basante, salió del MIR, la izquierda revolucionaria que venía con una concepción guevarista que se formó a finales de los 60.

La organización

PP: En lo ideológico, en lo político y en lo simbólico logramos consolidar, sumado a la dirección de Arturo Jarrín, el acercamiento con importantes líderes del pensamiento. Intelectuales muy vigentes y escritores retomaron el tema alfarista como algo vivo. Eso le dio un sustento muy fuerte a la organización. Hubo un renacer de la música, de la literatura, de la poesía, de un incipiente cine que en nuestro país siempre fue marginal. Todas las manifestaciones de la cultura nos dieron el bagaje ideológico y simbólico que necesitábamos, y para la época fue un avance.

SC: Nuestra influencia fue más en la juventud. Con los obreros y campesinos no hubo una participación muy importante, aunque sí de una manera más individual. No es que se involucraron en el proceso como una organización o una clase, inclusive hubo discusiones con dirigentes sindicales con los cuales se proponían cosas. Ninguno de esos dirigentes estuvo dispuesto a apoyar públicamente, porque eso era o su muerte o su encarcelamiento, teniendo en cuenta el régimen de represión que estableció Febres Cordero.

PP: Hubo una fuerte presencia en sectores medios, estudiantiles y poblacionales, como barrios marginales. Se construyó una base campesina muy pequeña y muy pocos obreros. Nuestra clase obrera en ese entonces simpatizaba con la lucha, pero no podemos hablar que existían cuadros netamente nuestros, pero sí importantes dirigentes se plegaron a la lucha.

SC: Cuando hacíamos las asambleas, participaban unas doscientas personas. Se supone que cada uno era representante y detrás nuestro había algún grupo. Creo que hay que hablar una militancia de unas trescientas personas, pero hay que sumarle la gente que te apoyaba. Esos trescientos éramos combatientes que estábamos en un comando militar. Yo podía tener unas diez personas que me apoyaban, pero no necesariamente los ponía en conocimiento de la organización. Combatientes seríamos unos trescientos, pero con la gente que colaboraba serían unas dos mil personas.

PP: Un estudio de la época realizado por El Pentágono nos adjudicaba dos mil militantes. Entre cuadros políticos y militares teníamos aproximadamente ese número de gente dedicada a la organización.


Las acciones

SC: AVC aparece con unos operativos espectaculares. La idea era ir posicionándose  a través de proclamas públicamente y toda la propuesta política. La única manera de hacerlo era a través de estos operativos que sacudan a la sociedad y que se conozca, porque desde el inicio los medios de comunicación bloquearon toda posibilidad de que nuestro proyecto político pueda difundirse y le hicieron totalmente el juego a la derecha para que el estigma de delincuentes y terroristas se generalice.

PP: Es una acción impresionante porque se consigue cerca del penal García Moreno (en Quito) un local donde se pone un negocio falso de ventas de papas. Era atendido por dos compañeras, se compraban las papas afuera y se las revendía, incluso a un precio inferior al que se las compraba. Salían los camiones con supuestas papas, pero iban cargados con la tierra que se extraía del túnel que se estaba construyendo hacia el penal. Llegado el momento de la fuga, varios compañeros salieron mientras hacían ejercicios matinales. Fue una acción propagandística impresionante, porque el máximo dirigente salió libre. Incluso un compañero que llevaba cuatro o cinco días detenido también salió por el túnel. Eso fue afrenta al régimen de Febres-Cordero, un régimen de extrema derecha que sintió la carcajada de la gente. Esas cosas son las que fueron dándole fortaleza a la organización.

SC: Había gente que decía que éramos una organización que peleaba por el pueblo, y otros decían que éramos delincuentes porque existían esa imagen y ese mensaje tan fuerte de la oligarquía y de los medios de comunicación. Las reacciones por los operativos eran encontradas. Había un apoyo oculto, porque el terror que implantó Febres Cordero hacía que las personas tuvieran terror en manifestarse simpatizantes. Creo que sí había mucho cariño, a pesar de todo se fue generando un reconocimiento a esta decisión política y compromiso con el pueblo.

PP: Recuperamos la espada de Eloy Alfaro y recuperar ese símbolo sirvió para aglutinar a varios sectores. Igual el busto de Alfaro, que lo tenía el Partido Liberal, que si bien fue un partido fundado por Eloy Alfaro, cayó en manos de la oligarquía y fue usado como un trapo. Esos actos simbólicos generaron expectativas. Las acciones más espectaculares fueron la fuga, la recuperación de El Rastrillo de la policía, que fueron miles de armas que la policía guardaba. Eso fue en el año 85. Esa acción la hizo un comando especializado. Otro golpe espectacular fue la toma del diario “Hoy”. Se sometió a los empleados del rotativo y se garantizó la distribución por todo el país del periódico con las proclamas de la organización. Eso fue finales del 84 o inicios del 85. Esas fueron las acciones más emblemáticas.

Reforma o poder

PP: En ese sentido hay discrepancias con un sector de la organización que ahora dice públicamente que queríamos solamente concientizar. No es así. Creo que a muchos nos movió la idea de la toma del poder. Eso nos llevó a hacer tantas cosas, incluso las locuras que ubicamos como cosas de juventud pero fueron acciones muy arriesgada, y a veces muy descabelladas si las pensamos desde el punto de vista militar y estratégico, que nos llevaron a muchos sacrificios y la vida de muchos compañeros.

SC: Peleábamos para tomar el poder y construir un nuevo Estado y una nueva nación. Hablábamos de una patria soberana, de construir la gran patria latinoamericana con justicia social e independencia económica.


Una figura emblemática

SC: Arturo era un líder de consenso y lo logró con algunos grupos. Con aquellos que no logró consensuar, pudo mantener las relaciones políticas y mantener un proceso que podía concluir en una unidad. Ese me parece uno de sus roles importantes. También era un visionario, una persona muy estudiosa de la historia y la economía. Y con una capacidad de acción impresionante, no había nada que dejara para mañana. Tenía esas cualidades: un liderazgo muy innato, una comprensión muy buena del país y una capacidad de acción increíble. Y una persona sumamente sencilla. Con él, sentías que eras tomado en cuenta, a pesar de estar en un espacio con mucha gente, pero sentías que se acordaba de ti.

PP: Arturo Jarrín fue la figura más emblemática. Si bien muchos compañeros anónimos construimos la organización desde muchos lugares, él tenía una capacidad organizativa muy grande, mucha habilidad y una visión estratégica que muy pocos lo tenían en ese momento. Algunos compañeros, con sus mezquindades y visiones muy inmediatistas, no veían la profundidad que planteaba en ese momento Arturo Jarrín.

SC: Cuando Arturo muere aparecen muchos comandantes que quieren dirigir. Desde la cárcel intentamos cohesionar nuevamente pero era muy difícil. Creo que al final Arturo se quedó solo, ya no tenía quién lo proteja, pero seguía. Arturo era una persona de un ímpetu indetenible.

PP: Él venía de la izquierda cristiana, con una formación marxista, una militancia y un trabajo en sectores poblacionales. Hizo también un trabajo campesino importante en la costa. Tuvo muy buena relación con Muammar Al Gaddafi, tanto es así que en 1989 Gaddafi le hizo un homenaje post-morten por lo cual viajó su madre a recibir los honores.

Después de la insurgencia

PP: Haber vivido esa época es lo mejor que me pudo haber sucedido, porque a muchos nos permitió formarnos como militantes, tener una visión mucho más grande y haberlo intentado. Eso nos da la autoridad moral para seguir luchando desde los espacios que se han abierto. El gobierno de Rafael Correa tiene espacios muy importantes para la construcción de un nuevo país. Todavía falta mucho para hacer en el tema organizativo que es donde nosotros nos especializamos todo este tiempo.

SC: Había un discurso de la izquierda muy radical, muy rojo y revolucionario pero que quedaba en eso. La organización tuvo como principio: “Lo que dices, lo haces”. Debía haber absoluta coherencia entre lo que decíamos y hacíamos. Haber planteado un proyecto auténtico fue importante, recuperar toda la lucha alfarista y plantear lo que denominábamos un alfarismo machetero. El Alfaro que siempre estuvo reivindicado por los partidos liberales era el Alfaro de los museos, que estaba en la estatua, con sus espadas en la urna. Logramos recuperar la figura de Alfaro como un revolucionario que cambió la historia del país y que después la oligarquía lo asesinó.

PP: Todavía quedan voces de esa derecha trasnochada que nos trata con desprecio. Creo que el común de la gente sabe que nuestra experiencia es la que ha ido formando a los líderes en la actualidad. Podemos ver que varios dirigentes están en el poder, como en El Salvador, Nicaragua, la presidenta de Brasil viene de una experiencia armada, Bachelet también viene de ahí y los más emblemáticos: el vicepresidente boliviano y el presidente de Uruguay. Esto nos da la idea que esa izquierda dura y radical, hoy tiene que ser intransigente con ciertos sectores que siguen siendo los enemigos del desarrollo, pero con las herramientas que nos ofrece el sistema democrático.

SC: Lo que fue nuestra fuerza también fue nuestra debilidad. Recuerdo que Arturo nos decía: “Aquí las cosas se aprenden en lo caliente”. Fuimos una organización joven que no dimensionó a lo que estaba dispuesta la oligarquía por anular cualquier intento de desestabilización. No dimensionamos el tamaño del aparato represivo que ellos implementaron. Y seguimos hasta que llegó un momento en que nos masacraron. Treinta años después AVC sigue estando vigente. Cuando yo hago declaraciones públicas en las radios, llaman por teléfono y la gente recuerda. Hay una generación que no sabe, con la que hay que hacer todo un proceso de memoria histórica. Hay pocos casos en los que nos condenan, porque siempre se solidarizan y repudian lo de Febres Cordero.

(Publicado en www.resumenlatinoamericano.org - noviembre 2014)

jueves, 4 de diciembre de 2014

Libia: violencia y cinismo para dividir a un país


El horror no es una palabra caprichosa para definir lo que sucede en la Libia actual. Como es sabido, el desgobierno, los enfrentamientos armados y atentados, el permanente aumento en la cifra de muertos por el conflicto interno que asola al país del norte de África, y la confirmación de que esa tierra –que años atrás llegó a ser un modelo de sociedad para el continente negro- es caldo de cultivo y base de entrenamiento para mercenarios y terroristas que desestabilizan a Medio Oriente, son los puntos constantes y permanentes que cruzan a la nación.

Por más que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) junto a otros organismos internacionales alerten sobre lo que ocurre en Libia, y por más que las potencias encabezadas por Estados Unidos, ahora condenen el accionar de los terroristas que ellos financiaron y respaldaron, la crítica situación en territorio libio continúa en un espiral de violencia y caos que parece no tener fin.

¿Quién gobierna en Libia?

Esta pregunta podría tener varias respuestas. Libia hoy es gobernada por la administración del primer ministro Abdulá Al Thinni, aunque el gabinete se encuentra asentado en la ciudad de Tobruk (a 1.500 kilómetros al este de la capital), desde donde intenta controlar (sin mucha eficacia) la crisis que vive el país. El gobierno de Al Thinni, que fue elegido por la Cámara de Representantes, tiene el reconocimiento de la ONU y de varios países.

Mientras tanto, en Trípoli, capital del país, el control lo mantiene un grupo de milicias islamistas. En la ciudad funciona la Asamblea General Nacional, que también eligió a su primer ministro, Omar Al Hassi. Las milicias que tomaron Trípoli provienen de la localidad de Misrata, uno de los principales puntos desde donde surgieron los grupos armados, apoyados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que derrocaron al líder libio Muammar Al Gaddafi y dejaron cientos de miles de civiles muertos en los ocho meses que duraron los bombardeos de la alianza atlántica en 2011.

A su vez, en la segunda ciudad en importancia del país, Bengasi, el gobierno de Al Hassi debe lidiar con el ex general pro estadounidense Jalifa Hafta que, luego de un fracasado golpe de Estado, levanta las banderas de la lucha contra las facciones islamistas. Bengasi, en el cual se haya el principal puerto libio, es un botín preciado por su riqueza tanto comercial como de recursos naturales.

A esto se suma el poder desplegado por otras milicias islamistas que operan en localidades como Zintan o Sirte, y el poder real que todavía ostentan las principales tribus del país (en total existen 140), como el caso de  Warfallah, integrada por alrededor de un millón de miembros.

Cada uno de estos polos de poder cuentan con dos elementos fundamentales: armamentos y apoyo exterior, tanto de las monarquías del Golfo Pérsico, Egipto y las potencias occidentales.

División y más división

Si algún ingrediente faltaba al desgobierno que reina en Libia, el Tribunal Supremo de Justicia de Trípoli lo agregó sin demasiadas vacilaciones. La semana pasada, el organismo declaró inconstitucionales las sesiones que celebró el Parlamento confinado en Tobruk. El dictamen del Tribunal estipula la disolución de ese poder legislativo así como la invalidación de las decisiones que ha tomado hasta el momento.

Pero como si fuera poco, este jueves se conoció un mensaje emitido por el jerarca máximo del Estado Islámico (EI), Abu Bakr Al Baghdadi que, según agencia de noticias internacionales, anunció que el Califato que encabeza se extenderá desde Siria e Irak a Arabia Saudita, Yemen, Egipto, Libia y Argelia.

Aunque la veracidad de este anuncio es cuestionada, no parece extraño que las garras del EI lleguen a Libia, básicamente porque centenares de mercenarios que combaten en sus filas fueron entrenados en ese territorio. La existencia en Libia de grupos islámicos vinculados a Al Qaeda o que profesan el Islam más ortodoxo y conservador no es una noticia nueva. El propio Gaddafi, comenzada la crisis en su país, denunció que Al Qaeda operaba en territorio libio. Estados Unidos, autodenominado el “cazador número uno de terroristas en el mundo”, no hizo nada. Es más, las bombas y misiles de Washington apuntaron contra el gobierno libio, que en apenas ocho meses fue derrocado, además de ser diezmada la población.

Atentados y cinismo

En lo que va de esta semana, el escenario libio profundizó su situación de violencia. Algunos hechos ocurridos en los últimos días demuestran el caos que atraviesa la nación:

-Dos atentados ocurrieron ayer frente a las embajadas de Emiratos Árabes Unidos y Egipto, ubicadas en Trípoli.

-El miércoles, al menos ocho personas murieron y 26 resultaron heridas en diferentes ciudades del este del país, controladas por el gobierno de Tobruk.

-El martes, autoridades libias hallaron decapitados en la localidad de Derna a los activistas Siraj Ghatish, Mohamed Battu y Mohamed Al Mesmari. Los tres jóvenes difundían por las redes sociales lo que sucedía en su ciudad. Desde 2012, Derna es disputada por tres grandes milicias islámicas: el Consejo de la Shura, los Mártires de la Brigada Abuslim y una rama local de Ansar Al Sharia.

-El domingo, un triple atentado fue ejecutado en la ciudad de Shahat, al este del país, mientras se desarrollaba una reunión entre el primer ministro Al Thini y el enviado especial de la ONU para Libia, Bernardino León. La Misión de Apoyo de Naciones Unidas en Libia (UNSMIL) aseguró que el atentado “no afectará” a sus trabajos.

La profunda división del país quedó en evidencia el pasado 7 de noviembre, cuando el grupo irregular encabezado por Ibrahim Jathram, declaró que si el Parlamento en Trípoli es respaldado a nivel internacional “nos veremos obligados a declarar la independencia del este de Libia”.

Aunque la injerencia extranjera en Libia fue comprobada y se convirtió en la punta de lanza para derrocar al gobierno de Gaddafi, las administraciones implicadas en el financiamiento y entrenamiento de mercenarios y grupos armados ilegales se pronunciaron sobre la situación del país. España, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Malta y Reino Unido emitieron un comunicado conjunto en el cual se declaran “profundamente preocupados” por la “polarización política” en la nación africana. Los gobiernos de esos países se comprometieron a “ayudar a los libios en este momento difícil” y señalaron que los “desafíos” actuales “requieren soluciones políticas”.

El cinismo, por lo visto, sigue rigiendo la política exterior de Estados Unidos y de sus aliados europeos.

(Publicado el 14 de noviembre de 2014 en los portales Marcha y Resumen Latinoamericano)

“La lucha seguirá aunque quedemos cinco palestinos”


"Las dos rayas en la bandera de Israel, una arriba y otra abajo, representan los ríos Nilo en Egipto y Éufrates en Irak, y esa región entre los dos ríos están buscando conquistar. Esto es bien peligroso para la paz mundial", afirma Hani Remawi, embajador de Palestina en Ecuador. Porque para el diplomático (desde hace seis meses en funciones en el país) el objetivo de Tel Aviv no finaliza con la anexión del territorio palestino, sino que la expansión del Estado, justificada con la ideología sionista –nacida de un mito bíblico-, se amplía de forma concreta.

Luego de brindar una charla en la Feria Internacional del Libro en Quito, Remawi dialogó con Marcha y con Resumen Latinoamericano sobre diferentes temas y problemáticas que vive el pueblo palestino. La principal, y que todavía no encuentra resolución real, es la situación en la Franja de Gaza, región arrasada por Israel con su última invasión militar a mediados de 2014, que dejó como saldo 2.143 palestinos muertos y más de 11 mil heridos. Aunque la comunidad internacional condenó ese ataque, Israel bombardeó Gaza durante un mes y 18 días, propiciando la destrucción total de la infraestructura de la zona.

"Hasta ahora no ha comenzado la reconstrucción de Gaza porque Israel no pone fin a la guerra, porque no acepta el cese del fuego –explica Remawi−. Israel está haciendo esto a propósito para ver morir al pueblo palestino, para que muera de frío o por las lluvias que ahora están cayendo".

Según datos oficiales, los donantes internacionales han prometido 5,4 mil millones de dólares para la reconstrucción de Gaza. Se estima que al menos el 45% de la ayuda alimentará la economía israelí, porque empresas como Nesher, ReadyMIx o Hanson Israel se encargarán de vender materiales y proporcionar la logística.

Para el embajador palestino en Ecuador, una de las esperanzas está puesta en que "el gobierno de Egipto presione a Israel para que mande a su delegado a El Cairo" y acepte el inicio de la reconstrucción.

Pero en Gaza todavía siguen estallando los disparos israelíes. El domingo 23 de noviembre, las fuerzas de seguridad hebreas asesinaron a Fadel Mohammed Halawa, campesino palestino de 32 años que se encontraba al este del campo de refugiados de Jabalya, cercano a la frontera con la Franja de Gaza. De esta forma, Tel Aviv rompió nuevamente la tregua y el cese el fuego acordado con el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, que gobierna en Gaza.

Sobre este hecho, Remawi fue claro al aseverar que "por parte del Ejército israelí no hay un cese el fuego y eso no va a terminar hasta que se finalice con la ocupación de Palestina". El diplomático agregó que "Israel no tiene bandera y no tiene respeto antes cualquier tregua. No es la primera vez que lo hace y mata palestinos. Pero esperamos que Naciones Unidas y los países se unan para poner fin a esta ocupación".

Sumado a esta denuncia, el diplomático remarcó que "Israel invadió Gaza para que no se logre el gobierno de unidad palestino y no haya unidad entre todos los partidos políticos, más allá de Al Fatah y Hamás. El gobierno de unidad ya está formado, solo falta llevarlo a la práctica". Esto implica llamar a elecciones, uno de los puntos que más preocupan a Israel por la posibilidad real de que Hamás triunfe, como sucedió en los comicios de 2006.

Entre los actos represivos permanentes de Israel contra los palestinos y las palestinas, Remawi recordó los recientes ataques en Jerusalén Este, que tuvieron como principal objetivo la mezquita Al Aqsa, hecho que tuvo como respuesta el repudio internacional hacia Tel Aviv. "Al atacar mezquitas e iglesias en Jerusalén, Israel tiene un solo objetivo: destruir y liquidar todo para construir el templo de Salomón, pero en realidad nada le pertenece a Israel en Jerusalén Este porque es la parte palestina –explicó el diplomático−. Las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad votó muchas resoluciones a favor de Palestina y denunciando que Jerusalén Oriental está ocupado e Israel tiene que retirarse".

Por último, Remawi destacó que en su tierra "la lucha sigue aunque quedemos cinco palestinos". Y aseguró: "Para nosotros no hay paso atrás porque vamos a seguir adelante hasta recuperar Palestina. No existe un solo palestino que va a dejar que se lleven su tierra. No existe un pueblo en el mundo que se quede bajo ocupación y nosotros tampoco vamos a permitir eso".

(Publicado el 4 de diciembre de 2014 en los portales Marcha y Resumen Latinoamericano)

jueves, 24 de julio de 2014

La historia de Hamás: Islam y resistencia frente a Israel


El pueblo palestino se encontraba masivamente en las calles. El año 1987 proseguía con la misma tónica, en la cual Israel avanzaba a sangre y fuego sobre sus territorios y los intentos de acuerdos de paz caían, una y otra vez, por la borda.

Pero ante una historia que parecía no tener salida, la denominada Intifada palestina mostró al mundo la opresión de un pueblo que había sido despojado de todos sus derechos, hasta el punto de no tener ni siquiera un mínimo Estado. Y en ese 1987 nacería una organización que marcaría a la resistencia palestina. El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás acumulaba poder desde mezquitas y las palabras desprendidas del Corán.

Cuando las Fuerzas Armadas israelíes ahora atacan la Franja de Gaza, Hamás se ha transformado, nuevamente, en el grupo que encabeza la resistencia. Hasta el momento, el Ejército hebreo ha asesinado a más de 600 palestinos y palestinas, entre los que se encuentran 120 niños. En Gaza, los destrozos y calamidades se acumulan: la mitad de la población (unas 900 mil personas) se encuentra sin agua potable, 14 instalaciones médicas fueron dañadas, 500 viviendas destruidas y la ONU asegura que 100 mil palestinos se sumaron a las filas de desplazados.


Nace el Despertar

La aparición de Hamás (Despertar) estuvo rodeada de sombras y conjeturas. Es una organización vinculada a los Hermanos Musulmanes (HM), agrupación religiosa creada en 1929 y que se basa su política en la asistencia social. Los HM fueron prohibidos en varios países, como Egipto e Irán, ya que se los apuntó como una fachada de Estados Unidos y la CIA para detener a los movimientos nacionalistas árabes, siendo el principal el encabezado por Gamal Abdel Nasser en Egipto en la década del ´70, o la creciente influencia de la Revolución Islámica iraní a partir de 1979.

Con la denominada “Primavera Árabe”, los HM volvieron a la luz pública: en Túnez y Egipto llegaron al poder. En el caso egipcio, Mohamed Mursi fue electo presidente pero pudo gobernar apenas un año, ya que un golpe de Estado encabezado por militares lo derrocó. En ese año de gobierno, las medidas tomadas por Mursi generaron polémicas y masivas protestas en su contra por parte de diferentes sectores. Tanto un acuerdo millonario con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la reforma de la Constitución egipcia que, según sus opositores, tendía a islamizar las leyes se convirtieron en algunos detonantes para su caída.

La trayectoria política de los HM ha sido cuestionada en varias oportunidades, desde su intento de aplicar un islam político que sea funcional a los intereses de Estados Unidos y sus aliados, así como su posición ante los actuales conflictos en Medio Oriente. Un ejemplo de esto es lo que ocurre en Siria. Desde que hace más de tres años, ese país es blanco de una sostenida guerra de agresión, encabezada por grupos vinculados a Al Qaeda y por mercenarios de diferentes nacionalidades financiados desde el exterior, Hamás ha mantenido un profundo silencio, algo extraño ya que Siria es una de las naciones árabes que defiende la causa palestina y ha condenado históricamente el accionar represivo de Israel.

Algunos autores indican que Hamás fue impulsado por el propio Israel y Estados Unidos, con el objetivo de detener al nacionalismo palestino, encabezado por Yaser Arafat y su histórico partido, Al Fatah. Pero a su vez, el nacimiento de Hamás se puede buscar en el cambio político que aplicó Arafat y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ante la ocupación israelí.

La resistencia armada que había llevado a la OLP a ser reconocida tanto por palestinos como a nivel internacional, había dado paso a las cada vez mayores gestiones diplomática con Tel Aviv para, según la dirección palestina, encontrar un acuerdo de paz y volver a las fronteras del año 1967, dictaminadas por la ONU y que Israel nunca respetó. La influencia de la Revolución Islámica iraní y los crecientes casos de corrupción entre los dirigentes de Al Fatah -cada vez más desacreditados frente a los palestinos-, también se convirtieron en razones para el nacimiento de del movimiento islámico.

Hamás basó su trabajo político en la creación de escuelas y hospitales, en la atención sanitaria en los campos de refugiados, y en la difusión del estudio del islam. A esto se debe sumar que la agrupación tuvo la capacidad para mantener el poder en la Franja de Gaza, a pesar del férreo bloqueo económico impuesto por Israel a esa región de 360 kilómetros cuadrados y en la que viven más de un millón y medio de palestinos. De esta forma, se posicionó como un grupo armado que desde el propio suelo palestino rechazaba la ocupación de Israel y que no se quedaba en las palabras. Por la poca información que circula sobre el tema, Hamás tendría en su programa económico una definición por el capitalismo con una fuerte intervención estatal, que no difiere de lo aplicado en Irán o en países árabes como Siria o Líbano.

Aunque sea probable que un principio haya sido impulsado por quienes hoy lo enfrentan, Hamás demostró una gran capacidad de combate contra el Ejército israelí. Por estos días, cuando la Operación Margen Protector arrasa Gaza, Hamás asombró por el crecimiento de su capacidad militar. Desde que comenzaron los operativos terrestres israelíes, los milicianos islámicos han abatido entre 20 y 40 soldados hebreos, según las fuentes que se citen. Además, lograron cruzar la línea de combate y se infiltraron en las filas militares israelíes. Como si fuera poco, el 14 de julio pasado se conoció la noticia de que Hamás cuenta con drones (aviones no tripulados) que sobrevolaron el sur de Israel, según lo anunciaron las Brigadas Azedin Al Qassam, el brazo armado del movimiento islamista.


Elecciones y posturas

Desde su creación en 1987, Hamás había rechazado participar en las elecciones que definen quien dirige a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), entidad que controla los temas palestinos, ya que no existe un Estado palestino como tal.

En el 2006, el movimiento decidió presentarse en los comicios legislativos, y para sorpresa de muchos, triunfó. De esta manera, la presidencia de la ANP quedaba en manos de Mahmud Abbas, máximo dirigente de Al Fatah, y como primer ministro fue designado Ismail Haniyeh por parte de Hamás. Conocidos los resultados electorales, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) e Israel desconocieron los comicios. Desde hacía tiempo, y pese a su profundo trabajo político y social, Hamás era catalogado por el amplio y difuso término de “terrorista”. En su libro El conflicto palestino-israelí. 100 preguntas y respuestas, el periodista Pedro Brieger recordó que las elecciones palestinas de 2006 “fueron calificadas como las más democráticas en el mundo árabe, una región muy acostumbrada a procesos electorales digitados por el poder de turno”.

Con la anuencia de Al Fatah, y luego de una campaña internacional en su contra y enfrentamientos armados entre ambas agrupaciones palestinas, Hamás se trasladó a la Franja de Gaza, donde estableció su gobierno, todavía a cargo de Haniyeh. Con el tiempo, el movimiento islámico supo tejer alianzas importantes, basadas en su política de rechazo a la ocupación. En estas horas de invasión, Hezbollá en Líbano y el gobierno iraní respaldan a Hamás, tanto en lo discursivo como en la entrega de armas. Este hecho también muestra lo cambiante del tablero político en Medio Oriente, teniendo en cuenta que a Hezbollá y Teherán respaldan al gobierno del presidente sirio Bashar Al Assad, al cual los Hermanos Musulmanes rechazan y colaboran para su caída.

Una de las más fuertes polémicas generadas por Hamás es su radicalidad ideológica. En un principio, el llamado a la destrucción del Estado Israel llevó a que la agrupación fuera catalogada como terrorista y repudiada por grandes sectores. Declaraciones como “el asesinato de civiles debe ser respondido con la muerte de civiles”, manifestada por Mamad Az Zahhar, líder del movimiento, fueron virando hacia posiciones más pragmáticas y de cierto reconocimiento a una negociación para acordar la retirada de las tropas israelís y retomar las fronteras delimitadas en 1967.

En 2001, Ahmed Yassin, dirigente máximo de Hamás asesinado por Israel en 2004, declaró que “no luchamos contra pueblos de otras religiones o los judíos por el hecho de ser judíos. Luchamos contra los que ocupamos nuestras tierras, tomaron nuestras propiedades, convirtieron en refugiados a nuestras familias y masacraron a nuestros niños y mujeres”. En la actualidad, Hamás buscan el establecimiento de un Estado palestino libre e independiente, y una muestra de su evolución política es la alianza lograda con Al Fatah que permitió un gobierno de unidad meses atrás.


Este acuerdo, que se obtuvo luego de zanjar profundas diferencias, es una de las razones principales de la actual invasión militar israelí contra Gaza.

(Publicado el 23 de julio de 2014 en www.marcha.org.ar)

martes, 8 de julio de 2014

Buscando excusas para arrasar Palestina


Esta vez fueron las muertes de tres adolescentes. Aunque todavía no se conoce con claridad la responsabilidad en el asesinato de los jóvenes israelíes, el gobierno de Tel Aviv nuevamente tomó una decisión conocida: el recrudecimiento de los ataques militares a Palestina, principalmente contra la población de la Franja de Gaza, sumado al arresto masivo de persona.

El pasado lunes 6 de julio, el Ejército israelí encontró los cadáveres de los estudiantes Naftali Frenkel (16), Gilad Shaer (16) y Eyal Yifraj (19), secuestrados y asesinados el 12 de junio. Automáticamente, el primer ministro de Tel Aviv, Benjamin Netanyahu, declaró que el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás “es el responsable y Hamás pagará el asesinato de los niños”.

Hamás, que recientemente acordó una administración de unidad con la organización Al Fatah que dirige la Autoridad Palestina (ANP), gobierna desde el 2006 la Franja de Gaza, territorio de apenas 360 kilómetros cuadrado en el cual habitan más de un millón y medio de palestinos. En esa porción de tierra, los pobladores son asediados de manera sistemática por las tropas israelíes y víctimas de operativos de gran escala, como fue “Plomo Fundido” en 2008-2009, que dejó como saldo más de 1.300 palestinos muertos.

Luego de anunciarse la aparición de los cadáveres en un descampado entre la localidad de Jaljul y la ciudad de Hebrón en Cisjordania, Hamás negó su responsabilidad en el hecho. A su vez, el gobierno israelí acusó como sospechosos a Marwan al Qawasme y Amer Abu Eisha, dos ex presos palestinos. Al conocerse esta noticia, sus familiares expresaron que Israel inventó la versión y así tener una excusa para justificar un nuevo ataque contra Palestina.

Hasta ahora, las autoridades hebreas no han podido ubicar a los supuestos sospechosos y tampoco presentaron pruebas concretas sobre sus responsabilidades en los asesinatos.

¿Quién pone los muertos?

La desaparición de los jóvenes desató los ataques israelíes contra territorio palestino. La agencia Prensa Latina afirmó que en la represión israelí contra la población civil en Cisjordania y Jerusalén dejó nueve personas muertas y decena de heridos, mientras que en la Franja de Gaza fueron asesinadas otras 14 personas, “nueve de ellos durante un bombardeo al amanecer”.

A su vez, las fuerzas de seguridad de Tel Aviv realizaron feroces arrestos. El jueves pasado, la cancillería palestina indicó que desde el 12 de junio pasado 640 palestinos fueron encarcelados, de los cuales once son diputados y 241 menores de edad. Por su parte, Hamás aseguró que el número de detenidos se eleva a ochocientos.

La difusión de los arrestos cometidos por las fuerzas israelíes se conoce al mismo tiempo que un informe efectuado por el Euro-Mid Observer for Human Rights, que reveló que desde 2010 Israel ha detenido a casi tres mil niños y niñas palestinas, entre los 12 y 15 años, que fueron sometidos a torturas físicas y un 25% de ellos juzgados en tribunales militares. De esta manera, Israel viola la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por Tel Aviv en 1991.

EIBM o la excusa del imperialismo

La semana pasada, cuando el gobierno israelí ya había encontrado la excusa para arremeter contra la Franja de Gaza, las agencias de noticias internacionales informaron que un grupo denominado Seguidores del Estado Islámico en Bayt Al Maqdis (EIBM) asumió la autoría del hecho. Esta organización, de la que no se tienen antecedentes, se pronunció aliada del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), grupo terrorista que opera en suelo sirio e iraquí, y poco tiene que ver con las principales organizaciones políticas palestinas, Al Fatah y Hamás. Sobre estos dos grupos, el EIBM manifestó que son “organizaciones humilladas” que han “vendido la religión en beneficio de la política”. EL EIIL es responsable del asesinato se cientos de personas en Siria y profesan una rama del islam ortodoxo, además de ser apuntado como un grupo financiado por Estados Unidos, las monarquías del Golfo Pérsico y Turquía, con el objetivo de generar desestabilización y buscar una mayor injerencia de la Casa Blanca en la región.

La venganza

Luego del asesinato de los jóvenes judíos, Mohamed Abu Khdeir, palestino de 16 años, fue secuestrado, torturado, quemado vivo y asesinado la semana pasada. El diario israelí Haaretz señaló que seis personas fueron detenidas por el hecho, de los cuales tres confesaron estar implicados en el crimen. Todos los arrestados son extremistas judíos.

Aunque Netanyahu se comunicó con los familiares de la víctima y les expresó que “impacto” que le produjo el “crimen atroz”, es conocido que el Estado de Israel impulsa la anexión de tierras palestinas a través de colonos judíos, en su mayoría extremistas. Esta metodología, denunciada y rechazada en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), permite que los colonos ingresen en las casas de los pobladores palestinos y los expulsen con violencia. Pese a los pedidos de la ONU para que Israel detenga este mecanismo, Tel Aviv continúa impulsando la construcción de viviendas en tierras palestinas.

En declaraciones a la prensa, la madre de Mohamed Abu Khdeir fue contundente con sus palabras: “No tengo paz en mi corazón. Aunque han apresado a quienes dicen que han matado a mi hijo, sólo van a responder unas preguntas y luego los pondrán en libertad. ¿Para qué? Que los traten igual que nos tratan a nosotros. Que derriben sus hogares y los detengan igual que hacen con nuestros hijos”.

Fricción en Tel Aviv

Si bien Netanyahu ordenó los ataques contra Palestina, en el gobierno de Tel Aviv se observan diferencias que llevaron al actual canciller y miembro del partido Israel Beiteinu, Avigdor Lieberman, anunció que su organización ha roto la alianza con Likud, el partido gobernante. Igualmente, Lieberman seguirá en su puesto ministerial, aunque declaró a la agencia AFP que “no es ningún secreto que hay desacuerdos fundamentales que ya no permitan el trabajo conjunto. Nos separaremos y haremos una facción separada”.

Por supuesto, la diferencia entre ambas organizaciones no tiene que ver con la cacería desatada contra los palestinos, sino con la negativa de Netanyahu de efectuar una operación militar de gran escala contra la Franja de Gaza. Para Lieberman, se debería lanzar una incursión por tierra y aire, similar a la “Operación Escudo Defensivo” cuando en 2002 Israel atacó militarmente Cisjordania.

La misma historia

En 1974, el periodista Rodolfo Walsh escribió una serie de crónicas sobre Palestina, publicadas en el diario La Opinión. Luego de viajar a Líbano y a los territorios palestinos ocupados, Walsh remarcaba que Israel sostiene “un perpetuo estado de ‘represalia’” contra los palestinos y mantiene una “propaganda que empieza a volverse torpe describe cada acción de sus fuerzas como respuesta a un acto de terrorismo”. Y agregaba: “el palestino despojado de su patria se ha convertido en agresor, la víctima en verdugo”.
Esta situación relatada por Walsh no ha cambiado; todavía más, se ha profundizado e Israel siempre tiene una excusa bajo su manga para continuar con su permanente invasión en suelo palestino. Los hechos, irrefutablemente, lo demuestran.

(Publicado el 8 de julio de 2014 en www.marcha.org.ar)

lunes, 7 de julio de 2014

Carlos Aznárez: “Huir de la imparcialidad que plantea el sistema”


Periodista que cruzó (y todavía cruza) las fronteras que sean necesarias para obtener información, Carlos Aznárez conjuga el oficio de la prensa y una militancia política de larga trayectoria. Militante de la organización político-militar Montoneros en la década del ´70, tuvo el privilegio de compartir el mismo puesto de combate con Rodolfo Walsh y un grupo de militantes que le dieron forma a la célebre Ancla, la agencia de noticias clandestina que durante el primer año de la dictadura militar (1976-1983) denunció el terrorismo de Estado en Argentina.

Periodista de patear calles y zonas en conflicto, Aznárez transitó la redacción de los diarios argentinos Noticias, La Razón, Página/12 y Sur, y de las revistas Crisis y Fin de Siglo. También es autor de los libros Tupamaros, Lorenzo Miguel. El padrino de la mafia sindical, 500 años después: ¿descubrimiento o genocidio?, Los sueños de Bolívar en la Venezuela de hoy y Rebeldes sin tierra: historia del MST de Brasil. Además, hace más de veinte años dirige Resumen Latinoamericano (www.resumenlatinoamericano.org), colectivo que publica un periódico en Argentina, Cuba, Uruguay, Venezuela y Europa, y semanalmente produce un programa de radio y otro de televisión.

En esta entrevista con Marcha, Aznárez habló sobre el rol del periodista especializado en temas internacionales, pero además demanda que los trabajadores de la prensa tengan un compromiso para el cambio social en el continente. A su vez, analiza el funcionamiento de los grandes medios de comunicación y sus implicancias en la realidad cotidiana.

-En el actual siglo veintiuno globalizado y conflictivo, ¿qué rol cumple un periodista que trata temas internacionales?

-Un periodista que se tome en serio los temas internacionales tiene mucho hilo para cortar en la actual coyuntura. Cada vez más los localismos, incluso los regionalismos, están siendo superados por enfoques macro, y eso permite generar cuadros de situación más estratégicos. Sólo con lo que ocurre en Latinoamérica, a partir de los cambios sucedidos en la última década, podemos establecer comparaciones, armar mapas radicalmente distintos a los antes utilizados; poner, como suele decir Eduardo Galeano, el norte en el sur y viceversa. A partir de allí, cada victoria o retroceso de los movimientos sociales y populares, enfrentando al imperialismo, ilumina, desde el punto de vista informativo, la posibilidad de bucear en el discurso de los nuevos neocolonizadores, y descubrir hasta dónde quieren llegar. Y cuánto se necesita poner en juego para que no lo logren.

Los periodistas no estamos exentos de esta ofensiva, y es por eso que cada vez más se impone huir del escenario de la maldita imparcialidad que nos plantea el sistema, y sumarnos con todo a la lucha de los que se rebelan contra el orden establecido.

-¿Con el paso del tiempo, la cobertura internacional fue cambiando para abordar los temas?

-Han ocurrido algunos cambios pero hay escenarios que se repiten. No parece muy diferente la cobertura que se podía hacer en los ‘70, con la URSS de pie, y la guerra fría generando todo tipo de situaciones y conflictos, a lo que hoy ocurre en Siria e Irak, Ucrania o en la propia Venezuela. En el siglo pasado, el cuadro más realista pasaba por saber que quién apretaba primero el botón de la guerra nuclear tendría sólo segundos más que su contendiente para disfrutar de la vida. Esa dramática advertencia moldeaba cualquier enfoque de la política internacional. O en el período latinoamericano y tercermundista en el que Fidel y el Che, Camilo Torres y Marulanda convocaban a generar “uno, diez y cien Vietnam”, y las guerrillas se levantaban en armas en Latinoamérica, en África y Asia. Escribir sobre ello y empaparse de todo lo que esas gestas trasmitían, provocaron que muchos de nosotros fusionáramos la “profesión” con la militancia, y ésta finalmente se quedara con el todo.

Han pasado los años y, sin embargo, algo sigue siendo noticia: el imperio estadounidense ha subsistido y continúa amenazando la paz mundial. Antes invadía Bahía de Cochinos, Santo Domingo, Panamá o Granada, y ahora se abalanza sobre Sudán, Somalía, Irak, Afganistán, Libia o Siria. A su calor es que surgieron los llamados periodistas “enganchados”, que en los grandes conflictos internacionales se convierten en voceros de los ejércitos invasores de turno o en alcahuetes de los portavoces del imperio. Ahora abundan tanto que llegan a molestar, por el tufillo que generan. Pero también hay otros colegas que ponen el cuerpo para contar la realidad de esos conflictos. Son aquellos que no reciben premios ni salen en las portadas de los diarios y sin duda están haciendo historia anónimamente, reivindicando la esencia no contaminada de la profesión.

-¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la cobertura de las noticias internacionales?

-Para un periodista que se precie, la cantidad de información que hoy circula, gracias a internet y las famosas redes sociales, multiplica por cien las posibilidades de armar un archivo de datos con total inmediatez. Lo importante es saber cómo y dónde se para frente a ese cúmulo de noticias, y además saber discernir cuánta “mercadería en mal estado” circula por las redes, y cuál es el metro-patrón que usaremos para separar la paja del trigo. Es necesario saber usar la tecnología pero no encandilarse demasiado con ella, para que no termine provocando parálisis a la hora de cubrir tal o cual información. Es verdad que se ha ganado en rapidez, pero también es cierto que en otros momentos más incómodos, el cronista estaba obligado a despegarse de su sillón y salir a campear la información allí donde se produzca. Esa posibilidad de contrastar no la cambio por nada.

-¿Pensás que los grandes medios en Argentina no le dan la importancia necesaria a los temas internacionales?

-Piensan que no hace falta, que todo es más fácil cubrirlo por internet, pero se pierde la posibilidad de presenciar in situ los conflictos, sacar conclusiones más valederas, desplegar el ingenio para llegar donde a otros no les interesa llegar. También es cierto que hay bastante de tacañería en ciertos “grandes medios” y eluden el hecho de mandar a alguno de sus escribas al país que está ardiendo por los cuatro costados. Esa tarea ahora, y antes también, parece estar reservada para esa tribu empeñosa que son los freelancers, que sabiendo que van a tener poca competencia se tiran a la pileta en los escenarios más duros.

-Estuviste en muchas partes del mundo realizando coberturas. ¿Cuál es la importancia de que el periodista se encuentre en el lugar del hecho?

-Anduve por muchos países en el momento justo como para aprender y sacar conclusiones que tenían una validez incomparable. Viajé a Irak y Palestina varias veces, al Sahara Occidental, Marruecos, Túnez, Siria, la ex URSS, Europa casi toda, y varios puntos clave de Latinoamérica. En todos esos países, lo más importante fue el contacto directo con sus gentes, con sus sueños y fracasos a la hora de pelear por sus reivindicaciones. Eso no lo cambio por nada, y mucho menos por “mirar la guerra desde lejos para salvar el pellejo”. Hay algunos corresponsales que a pesar de que van a los escenarios de conflicto, es como si no existieran, ya que se encierran en los hoteles de lujo y desde allí transmiten los que otros colegas les cuentan. Obviamente, eso no tiene nada que ver con la palabra periodismo.

-En los procesos progresistas y de izquierda en América Latina, ¿cómo ves el desempeño de los medios públicos?

-Una cosa es lo que deberían ser y otra muy distinta lo que son. Creo que todo consiste en saber de qué tipo de gobierno o de proceso político se está hablando. Si está en marcha un auténtico proceso revolucionario, cuya meta es el socialismo, seguramente habrá que poner todo el empeño en conformar medios públicos que acompañen esa patriada. Pero a pesar de ello, nunca está asegurado el triunfo. Hoy hay países que entran dentro de ese marco, como Venezuela, que han mejorado mucho sus medios, pero sobre todo han apuntado a dar oxígeno a los medios alternativos, algo que resulta indispensable en la idea de enfrentar al terrorismo mediático.

Otros procesos “progresistas” pero asentados en el capitalismo, y con poca o ninguna gana de salirse del mismo, muestran medios públicos que aún tienen muchas lagunas, que incluyen –por ejemplo a nivel televisivo- programas de pésima calidad, que no difieren casi nada de los otros canales comerciales.

La clave fundamental pasa por si desde los gobiernos hay voluntad política de cambio o sólo les interesa mantener prolija la vidriera. Si se da lo primero, los medios públicos deberán acompañar esa movida con entusiasmo. Si no lo hicieran, hay que apurarlos y diría que casi obligarlos. No se pueden perder más oportunidades, no hay tiempo, y nos jugamos mucho en cada uno de estos procesos.

Foto: Facundo Andicoechea

(Publicado el 7 de julio de 2014 en www.marcha.org.ar)