El pueblo palestino se encontraba masivamente en las calles.
El año 1987 proseguía con la misma tónica, en la cual Israel avanzaba a sangre
y fuego sobre sus territorios y los intentos de acuerdos de paz caían, una y
otra vez, por la borda.
Pero ante una historia que parecía no tener salida, la
denominada Intifada palestina mostró al mundo la opresión de un pueblo que
había sido despojado de todos sus derechos, hasta el punto de no tener ni
siquiera un mínimo Estado. Y en ese 1987 nacería una organización que marcaría
a la resistencia palestina. El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás
acumulaba poder desde mezquitas y las palabras desprendidas del Corán.
Cuando las Fuerzas Armadas israelíes ahora atacan la Franja
de Gaza, Hamás se ha transformado, nuevamente, en el grupo que encabeza la
resistencia. Hasta el momento, el Ejército hebreo ha asesinado a más de 600
palestinos y palestinas, entre los que se encuentran 120 niños. En Gaza, los
destrozos y calamidades se acumulan: la mitad de la población (unas 900 mil
personas) se encuentra sin agua potable, 14 instalaciones médicas fueron
dañadas, 500 viviendas destruidas y la ONU asegura que 100 mil palestinos se
sumaron a las filas de desplazados.
Nace el Despertar
La aparición de Hamás (Despertar) estuvo rodeada de sombras
y conjeturas. Es una organización vinculada a los Hermanos Musulmanes (HM),
agrupación religiosa creada en 1929 y que se basa su política en la asistencia
social. Los HM fueron prohibidos en varios países, como Egipto e Irán, ya que
se los apuntó como una fachada de Estados Unidos y la CIA para detener a los
movimientos nacionalistas árabes, siendo el principal el encabezado por Gamal
Abdel Nasser en Egipto en la década del ´70, o la creciente influencia de la
Revolución Islámica iraní a partir de 1979.
Con la denominada “Primavera Árabe”, los HM volvieron a la
luz pública: en Túnez y Egipto llegaron al poder. En el caso egipcio, Mohamed
Mursi fue electo presidente pero pudo gobernar apenas un año, ya que un golpe
de Estado encabezado por militares lo derrocó. En ese año de gobierno, las
medidas tomadas por Mursi generaron polémicas y masivas protestas en su contra
por parte de diferentes sectores. Tanto un acuerdo millonario con el Fondo
Monetario Internacional (FMI) como la reforma de la Constitución egipcia que,
según sus opositores, tendía a islamizar las leyes se convirtieron en algunos
detonantes para su caída.
La trayectoria política de los HM ha sido cuestionada en
varias oportunidades, desde su intento de aplicar un islam político que sea
funcional a los intereses de Estados Unidos y sus aliados, así como su posición
ante los actuales conflictos en Medio Oriente. Un ejemplo de esto es lo que
ocurre en Siria. Desde que hace más de tres años, ese país es blanco de una sostenida
guerra de agresión, encabezada por grupos vinculados a Al Qaeda y por
mercenarios de diferentes nacionalidades financiados desde el exterior, Hamás
ha mantenido un profundo silencio, algo extraño ya que Siria es una de las
naciones árabes que defiende la causa palestina y ha condenado históricamente
el accionar represivo de Israel.
Algunos autores indican que Hamás fue impulsado por el
propio Israel y Estados Unidos, con el objetivo de detener al nacionalismo
palestino, encabezado por Yaser Arafat y su histórico partido, Al Fatah. Pero a
su vez, el nacimiento de Hamás se puede buscar en el cambio político que aplicó
Arafat y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ante la
ocupación israelí.
La resistencia armada que había llevado a la OLP a ser
reconocida tanto por palestinos como a nivel internacional, había dado paso a
las cada vez mayores gestiones diplomática con Tel Aviv para, según la
dirección palestina, encontrar un acuerdo de paz y volver a las fronteras del
año 1967, dictaminadas por la ONU y que Israel nunca respetó. La influencia de
la Revolución Islámica iraní y los crecientes casos de corrupción entre los
dirigentes de Al Fatah -cada vez más desacreditados frente a los palestinos-,
también se convirtieron en razones para el nacimiento de del movimiento
islámico.
Hamás basó su trabajo político en la creación de escuelas y
hospitales, en la atención sanitaria en los campos de refugiados, y en la
difusión del estudio del islam. A esto se debe sumar que la agrupación tuvo la capacidad
para mantener el poder en la Franja de Gaza, a pesar del férreo bloqueo
económico impuesto por Israel a esa región de 360 kilómetros cuadrados y en la
que viven más de un millón y medio de palestinos. De esta forma, se posicionó
como un grupo armado que desde el propio suelo palestino rechazaba la ocupación
de Israel y que no se quedaba en las palabras. Por la poca información que
circula sobre el tema, Hamás tendría en su programa económico una definición
por el capitalismo con una fuerte intervención estatal, que no difiere de lo
aplicado en Irán o en países árabes como Siria o Líbano.
Aunque sea probable que un principio haya sido impulsado por
quienes hoy lo enfrentan, Hamás demostró una gran capacidad de combate contra
el Ejército israelí. Por estos días, cuando la Operación Margen Protector
arrasa Gaza, Hamás asombró por el crecimiento de su capacidad militar. Desde
que comenzaron los operativos terrestres israelíes, los milicianos islámicos
han abatido entre 20 y 40 soldados hebreos, según las fuentes que se citen.
Además, lograron cruzar la línea de combate y se infiltraron en las filas
militares israelíes. Como si fuera poco, el 14 de julio pasado se conoció la
noticia de que Hamás cuenta con drones (aviones no tripulados) que sobrevolaron
el sur de Israel, según lo anunciaron las Brigadas Azedin Al Qassam, el brazo
armado del movimiento islamista.
Elecciones y posturas
Desde su creación en 1987, Hamás había rechazado participar
en las elecciones que definen quien dirige a la Autoridad Nacional Palestina
(ANP), entidad que controla los temas palestinos, ya que no existe un Estado
palestino como tal.
En el 2006, el movimiento decidió presentarse en los
comicios legislativos, y para sorpresa de muchos, triunfó. De esta manera, la
presidencia de la ANP quedaba en manos de Mahmud Abbas, máximo dirigente de Al
Fatah, y como primer ministro fue designado Ismail Haniyeh por parte de Hamás.
Conocidos los resultados electorales, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) e
Israel desconocieron los comicios. Desde hacía tiempo, y pese a su profundo
trabajo político y social, Hamás era catalogado por el amplio y difuso término
de “terrorista”. En su libro El conflicto palestino-israelí. 100 preguntas y
respuestas, el periodista Pedro Brieger recordó que las elecciones palestinas
de 2006 “fueron calificadas como las más democráticas en el mundo árabe, una
región muy acostumbrada a procesos electorales digitados por el poder de
turno”.
Con la anuencia de Al Fatah, y luego de una campaña
internacional en su contra y enfrentamientos armados entre ambas agrupaciones
palestinas, Hamás se trasladó a la Franja de Gaza, donde estableció su
gobierno, todavía a cargo de Haniyeh. Con el tiempo, el movimiento islámico
supo tejer alianzas importantes, basadas en su política de rechazo a la
ocupación. En estas horas de invasión, Hezbollá en Líbano y el gobierno iraní
respaldan a Hamás, tanto en lo discursivo como en la entrega de armas. Este
hecho también muestra lo cambiante del tablero político en Medio Oriente,
teniendo en cuenta que a Hezbollá y Teherán respaldan al gobierno del
presidente sirio Bashar Al Assad, al cual los Hermanos Musulmanes rechazan y
colaboran para su caída.
Una de las más fuertes polémicas generadas por Hamás es su
radicalidad ideológica. En un principio, el llamado a la destrucción del Estado
Israel llevó a que la agrupación fuera catalogada como terrorista y repudiada
por grandes sectores. Declaraciones como “el asesinato de civiles debe ser
respondido con la muerte de civiles”, manifestada por Mamad Az Zahhar, líder
del movimiento, fueron virando hacia posiciones más pragmáticas y de cierto
reconocimiento a una negociación para acordar la retirada de las tropas
israelís y retomar las fronteras delimitadas en 1967.
En 2001, Ahmed Yassin, dirigente máximo de Hamás asesinado
por Israel en 2004, declaró que “no luchamos contra pueblos de otras religiones
o los judíos por el hecho de ser judíos. Luchamos contra los que ocupamos
nuestras tierras, tomaron nuestras propiedades, convirtieron en refugiados a
nuestras familias y masacraron a nuestros niños y mujeres”. En la actualidad,
Hamás buscan el establecimiento de un Estado palestino libre e independiente, y
una muestra de su evolución política es la alianza lograda con Al Fatah que
permitió un gobierno de unidad meses atrás.
Este acuerdo, que se obtuvo luego de zanjar profundas
diferencias, es una de las razones principales de la actual invasión militar
israelí contra Gaza.
(Publicado el 23 de julio de 2014 en www.marcha.org.ar)
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