miércoles, 31 de agosto de 2011

Rodolfo Walsh en Cuba: el periodismo como arma de combate


Un rompecabezas que se va armando con el devenir de las páginas y decenas de voces. La imagen de ese rompecabezas es el nacimiento de la agencia de noticias cubana Prensa Latina y el periodista argentino Rodolfo Walsh.

Quien escribe esta historia, que se inicia en 1959 con el triunfo del Ejército Rebelde encabezado por Fidel Castro, es Enrique Arrosagaray, otro periodista argentino que se dedicó varios años a rastrear los dos primeros años de Prensa Latina.

El resultado de su búsqueda es el libro Rodolfo Walsh en Cuba. Pero la historia no se resume a Walsh, sino que se extiende para mostrar la efervescencia de la Revolución Cubana, sus tensiones y aciertos, además de retomar la figura de Jorge Ricardo Massetti, quien fuera el primer director de la agencia y quien después encabezaría una de las primeras guerrillas en Argentina.

"En la cabeza de Walsh, Cuba provocó una revolución. Una revolución que lo arrasó", escribe Arrozagaray en las primeras páginas del libro.

Antes de su arribo a la isla, Walsh es mostrado en su mundo porteño, donde la diletancia intelectual, la bohemia y sus primeros golpes periodísticos, como la publicación de la investigación Operación Masacre, centran la historia.

Su llegada a la Revolución Cubana fue de la mano de Massetti, quien antes de la victoria había viajado para entrevistar a Fidel y a Ernesto Guevara en Sierra Maestra. Todos coinciden en que en ese lugar nació Prensa Latina.

Arrozagaray sostiene que si "para Rodolfo Walsh fue un verdadero cross a la mandíbula la existencia de aquel fusilado que vive y toda la investigación para dar a luz Operación Masacre, otro cross fue su experiencia en Cuba".

En el libro se resalta la vida cotidiana de sus protagonistas, arrastrados por la vorágine de una guerra mediática desatada a mediados del siglo XX.
Frente a esos ataques, un grupo de periodistas respondieron con la conciencia, la calidad periodística y la resistencia. Como ejemplo de esto último, los testimonios revelan cómo los periodistas llegaban armados a la redacción y frecuentaban prácticas de tiro para estar preparados a la hora de defenderse de una agresión estadounidense.

Pero uno de los puntos más interesantes es la revelación de las pujas internas en Prensa Latina, donde "la gente" de Massetti debió enfrentar los ataques del Partido Socialista Popular (viejo Partido Comunista), que desembocaron en la salida del director y de un grupo de colaboradores, tanto cubanos como extranjeros.

El rol de Walsh como criptógrafo también es relatado en detalle, cuando logró interceptar cables que provenían de la embajada estadounidense en Guatemala. Al descifrarlos, la redacción de Prensa Latina conocía entonces las primeras informaciones sobre la próxima invasión a Plaza Girón en 1961.

Con La Habana como escenario, en el libro de Arrozagaray se logra mostrar a un Walsh humano, obsesivo por su trabajo, de pocas palabras, pero muy estimado por sus compañeros y compañeras.

El testimonio del cubano Gabriel Molina Franchossi puede servir de síntesis de ese hombre que en 1976 perdió su vida combatiendo a los represores argentinos: "Brillaba con luz propia, porque no sólo era un periodista, sino un intelectual. Un intelectual de mucho fuste, de mucha garra, de luz larga y que a la vez era un hombre muy dulce, que prestaba mucha atención a nosotros, que nos trataba con mucho cariño a pesar de que nos acababa de conocer".

(Publicado en www.avn.info.ve - Agosto de 2011)

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