lunes, 21 de enero de 2013

Ciudad comunal Simón Bolívar: tierra sembrada por el poder popular


En el punto justo donde los estados Apure y Barinas se unen, en el poblado de Guacas, una casa sencilla y colorida se levanta entre árboles y brisa fresca. Flamea una bandera amarilla y roja, con la cara de Ezequiel Zamora en el centro. En una de las paredes de la entrada hay un afiche con la cara del presidente Hugo Chávez y en letras grandes una indicación: "Punto Rojo".

En ese lugar funciona uno de los locales del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ). Desde ese poblado, donde el calor apureño se apacigua y permite disfrutar de un clima más fresco, hasta Guasdualito se despliega la ciudad comunal Simón Bolívar, experiencia nacida a pocos meses de un momento complejo para el país: el referendo constitucional impulsado por el gobierno del presidente Chávez en 2007. En ese entonces, el mandatario venezolano estuvo en el Hato El Cedral, donde un grupo del FNCEZ le entregó la propuesta de la ciudad comunal.

A partir de ese encuentro, y con base en la ley de las Comunas, en Apure comenzó esta iniciativa conformada por ocho comunas de las parroquias San Camilo, Urdaneta y Guasdualito, del municipio Páez. A esta experiencia se suman otras de igual naturaleza adelantadas por el FNCEZ, como una comuna en Biruaca, Bajo Apure, y seis comunas más en el casco urbano de Guasdualito, éstas últimas conformadas por 36 consejos comunales.

Antes de encender la grabadora y que las horas pasen entre preguntas y respuestas, en el local los militantes del FNCEZ sirven jugo, acercan sillas y muestran, orgullosos, el estudio de la FM 96.3, radio "Bolívar Vive". Entre las líneas estratégicas de esta organización, la comunicación juega un rol fundamental.


Valores y autogobierno

El fin de la Ciudad Comunal es lograr el autogobierno, objetivo que los miembros del FNCEZ entienden como la toma de decisiones en asambleas de pobladores, la formación política, el impulso de la cultura del trabajo como motor fundamental, y la conciencia que debe tener cada uno de los miembros de la ciudad sobre su responsabilidad ante la comunidad.

Braulio Márquez, que ahora se encuentra en el estudio de la FM "Bolívar Vive", lo explica así: "Entendemos que todo no lo puede dar el gobierno, porque tenemos que generar y crear condiciones de una nueva cultura, de nuevos valores socialistas. Las cosas nos tienen que costar a todos, al colectivo, porque el pueblo debe asumir su rol protagónico". Para Márquez, "sería contradictorio que el gobierno nos hiciera todo; tenemos que ser nosotros mismos el gobierno, y no ser parte del problema, sino de las soluciones".

En la ciudad comunal el funcionamiento se basa en reuniones y actividades laborales, donde "una familia coloca una lámina de acero, la otra un bulto de cemento, la otra tantos bloques y un día se reúnen todos en cayapa y hacen la infraestructura de la casa de la comuna", explica Márquez.

Con este método, en la zona han levantado ocho estructuras construidas por los mismos pobladores. Además, los habitantes se ocupan de la limpieza de la vialidad y del tendido eléctrico.

Cuando la ciudad comunal dio sus primeros pasos, el gobierno nacional colaboró en el diagnóstico de la zona y el financiamiento de los proyectos iniciales. En ese momento, la ciudad recibió el kit de maquinarias amarillas, entre jumbos, gandolas y camiones. A partir de esa ayuda, quienes habitan la ciudad comunal se hicieron cargo de los días por venir.

Como ejemplo, Márquez cuenta que si un Patrol, una máquina pesada para remover tierras, "va a una comuna, toda la comunidad es responsable del mantenimiento, del sostenimiento del chofer y del operador. Si a la maquinaria se le daña algo, la comuna que está siendo beneficiada es la que coloca el dinero para la compra del repuesto. De esta forma, el mismo pueblo asume su compromiso: ser parte de la solución, y que duelan las cosas. Esta cultura ya ha generado una nueva conciencia".


Organizar y crecer

Además de la ciudad comunal, el FNCEZ cuenta con la Unidad de Producción Socialista Jorge Eliécer Nieves, a pocos kilómetros de Guacas, que produce leche, carne, cachamas, yuca, arroz, frijol y maíz. A su vez, en la ciudad ya se construyen seis casas levantadas por los mismos pobladores. La organización cuenta también con dos asentamientos campesinos que en total abarcan 7.500 hectáreas de tierra.

Yorlis Fernández, miembro del FNCEZ, señala que en ese espacio "cada familia tiene un patio productivo e individual, donde produce para su beneficio personal. De cinco días de la semana, la familia trabaja tres días en tierras colectivas y dos días en su unidad de producción individual. Todo lo que se produce en el área colectiva es para el beneficio de la comunidad".

En la zona urbana, con financiamiento del presupuesto participativo de la alcaldía de Guasdualito, las comunas llevan adelante cooperativas de calzado, de confección de jeans y una pequeña fábrica de plástico. Fernández reconoce que el principal obstáculo que tienen en estos proyectos es la falta de una mayor "asistencia técnica, cómo se administra, cómo se lucha en el ámbito del mercado tradicional con una empresa integrada por gente que no tiene conocimiento de economía y marketing". La cooperativa de calzado es la que mejor funciona, según Fernández, y vende los pares de zapatos de cuero a cien bolívares cada uno, lo que les ha permitido realizar operativos de venta en San Fernando de Apure y en Caracas.

(Publicado en www.avn.info.ve - Fotos: Emilio Guzmán)

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