miércoles, 8 de agosto de 2012

Cowboys del infierno: Un retrato sin fisuras del ejército de EEUU



El desprecio total por los civiles y la aceptación de que el único amigo fiel es un fusil de guerra son los rasgos distintivos que caracterizan a cualquier miembro del Cuerpo de Marines de Estados Unidos (EEUU). Así lo deja en claro Jimmy Massey, ex integrante de este grupo armado, y quien junto a la periodista Natasha Saulnier realizó el libro Cowboys del infierno, publicado en Venezuela por Monte Ávila Editores, en 2009, pero aparecido originalmente en 2006.

Con vértigo, furia y de manera descarnada, Massey transforma su historia personal en una fuerte denuncia y, a su vez, la convierte en un retrato sin fisuras sobre el accionar de las tropas estadounidenses en Irak, país invadido desde 2003 hasta la actualidad.

Cowboys del infierno no se limita a describir el desempeño de los marines en territorio iraquí sino que revela el sistema de reclutamiento utilizado por ese cuerpo, la formación que se les brinda a sus soldados -donde el desprecio hacia "el otro" es uno de los pilares fundamentales- y las consecuencias psicológicas de las que son víctimas los soldados, mucho antes de volar hacia un escenario de guerra.

Como si fuera una compañía multinacional en la que lo único importante es la obtención de ganancias, Massey cuenta su experiencia como "reclutador" de jóvenes aptos para ingresar al Cuerpo de Marines y las exigencias de "eficiencia" a la que es sometido.

A causa de las presiones de sus superiores y las amenazas contra su carrera militar, la vida de Massey va cayendo en una ruina personal que afecta su matrimonio y sus relaciones sociales.

Aunque un marine tenga como objetivo transformarse en una "máquina de matar", en el fondo de esa realidad se comienzan a observar las inseguridades y derrotas psicológicas a las que son expuestos. Esta situación de desequilibrio llega a su punto más alto cuando Massey es enviado a Irak como sargento y sus primeras impresiones oscilan entre la inutilidad de estar en ese país, la ira desatada contra los iraquíes y la confirmación de que los soldados a su mando sólo se encuentran en el desierto para cuidar los pozos petroleros.


La llegada a territorio iraquí muta en una imagen reveladora del libro: "Las primeras informaciones que me dieron sobre Irak fueron un engaño -recuerda-. Después de haber leído los informes de los servicios de inteligencia, esperaba que nos encontrásemos con una zona dominada por la propaganda política (...) Pero cuando pasamos con nuestro diez Humvees (vehículos militares) y nuestro tanques Abrams por el puesto de control de las Naciones Unidas y entramos en el centro de la ciudad de Safwan, vimos exactamente todo lo contrario".

A partir de la llegada a esa localidad, los batallones del Cuerpo de Marines iniciarán una travesía frenética en la que los civiles son los principales blancos y la destrucción de toda clase de infraestructura se convierte en el combustible para los soldados.

Abiertamente, Massey reconoce que las tropas estadounidense utilizan uranio para combatir y que uno de los "entretenimientos" de los uniformados es saquear desde riquezas culturales hasta tractores de campesinos.

Cuanto más avanza la caravana de marines por las ciudades iraquíes va en aumento el estado de paranoia de los soldados que, alucinados, ven a supuestos terroristas en todos lados. Las consecuencias de ese estado son más civiles muertos y el aumento de un profundo sentimientos racista contra los iraquíes. Pero aunque la invasión casi no encuentra resistencia, las tropas, según el relato de Massey, viven con la moral baja, salvo en los momentos en que descargan sus fusiles contra personas y edificios.

El final de libro coincide con los últimos días de Massey en Irak y en el Cuerpo de Marines. Enfrentado con sus superiores, con un salvaje estado de crisis psicológica, es enviado a diferentes dependencias médicas y posteriormente trasladado a Estados Unidos.

En una de esas peleas con un capitán, Massey le escupe en la cara: "Señor, creo que lo que estamos haciendo en Irak es un genocidio. Lo de la ayuda humanitaria es sólo una excusa de mierda; es tan sincera como la afirmación del presidente (Richard) Nixon de que él no es un sinvergüenza. Creo que nuestro único objetivo en Irak es el petróleo y las ganancias. Y estamos dejando tanto uranio enriquecido en el campo de batalla que no tendremos que preocuparnos por futuros terroristas o incluso futuros iraquíes, porque los estamos matando poco a poco y uno a uno".

Cowboys del infierno es una nueva radiografía de las masacres cometidas por Estados Unidos alrededor del mundo. Con su libro, Jimmy Massey confirmaba lo que posteriormente fue mediáticamente descubierto con la publicación de documentos secretos por Wikileaks.Cowboys del infierno también se convierte en una pieza más de la cartografía de la guerra que siempre está dispuesta a desatar la Casa Blanca bajo cualquier excusa.

(Publicado el 7 de agosto de 2012 en www.avn.info.ve)

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