jueves, 10 de marzo de 2011

Queremos tanto al Carpo


A Nicolás Rzonscinsky, porque nos gusta Pappo y punto

El recuerdo es el siguiente: calor despiadado, humedad, transpiración propia y ajena en el cuerpo y un batallón de músicos sobre el escenario. Al frente de la tropa, Norberto Napolitano, o Pappo, o el Carpo.

Creo que era el 2000, aunque no me acuerdo bien. No hacía mucho que me había ido a vivir a Buenos Aires. Pappo, al que había escuchado por primera vez cuando salió su disco con el éxito "Mi Vieja", ahora comandaba un recital de antología en Obras. Creo que tocaban "Blues Local". Y en el escenario estaban el Carpo, La Renga, Tapia de La Missisippi, Botafogo, Omar Mollo, el bestial Alejandro Medina, los muchachos de ANIMAL y vaya a saber cuántos más. Todos ellos sostenidos por los compiches de Pappo en ese momento: el Bolsa González en la batería y Yulie Ruth en el bajo. Pero esa selección nacional de músicos no era un decorado: sonaban dos batas, las guitarras oscilaban entre un solo sonido distorsionado y riffs que parecía salir de las paredes y el techo, y vaya a saber cuántos bajos reproduciendo a puras bases esa fiesta.

Esa noche Pappo se trepó por una de las columnas de caños que sostenían el sonido. De la panza le colgaba una Les Paul negra. Brillaba esa guitarra. Y estoy seguro que todos adentro de Obras también brillabamos.

Músico exquisito y reconocido por tipos como BB King, a veces las letras de Pappo quedan de lado. Las toman medio en joda o dicen que son un complemento secundario en su rock & roll y blues. Esta visión, por lo menos, es un tanto equivocada. Los ejemplos de las buenas letras son muchas: "Sucio y Desprolijo", "El hombre suburbano", "Dos bajistas", "El brujo y el tiempo", son apenas un puñado.

Con el tiempo le presté cada vez más atención a El Viejo, un rock candente con una letra que cuando la escucho me hace pensar en mi viejo. Por esto solo, cada día la disfruto más.

Hace un tiempo atrás, un amigo me recordó cuál fue el prólogo a ese final a todo rock & roll en Obras. No sé si será cierto, tampoco lo puedo verificar demasiado, porque a esa altura del recital era muy probable que el pogo me tuviera con la cabeza acariciando el piso. Pero ese amigo me comentó que antes de "Blues Local", Pappo se sinceró y dijo: “Una vez quise ir a estudiar psicología, pero no entendí nada”.

Se podría decir que el Carpo murió en su ley, montado a una Harley  y en una ruta nocturna. En realidad, se tendría que haber ido de esta tierra zapando a brazo partido sobre un escenario. Aunque a cualquiera de los dos finales todavía los estaríamos maldiciendo.

(Caracas, marzo de 2011)

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