miércoles, 17 de noviembre de 2010

“Prensa Latina nació en la Sierra Maestra”


(La entrevista fue realizada en La Habana, entre enero y marzo de 2010, y publicada en la edición gráfica de Resumen Latinoamericano y en su portal web.  La foto de Mainadé es de Yamila Blanco). 

Separar la vida de Mario Mainadé Martínez de la historia de la agencia Prensa Latina es imposible. Fue uno de sus fundadores junto a Jorge Ricardo Massetti, periodista argentino que llegó a Cuba con la simple y titánica idea de entrevistar a Fidel Castro en la Sierra Maestra para transmitir el material en radio El Mundo de Argentina.

Massetti sería entonces la cabeza de la agencia cubana luego de la revolución y su derrotero lo llevaría a terminar sus días en la provincia de Salta, comandando el Ejercito Guerrillero del Pueblo (EGP) a mediados de la década del sesenta.

Cuando se ingresa a los pasillos de Prensa Latina, ver a Mainadé Martínez, con sus setenta largos años, es una imagen donde se mezclan la militancia política, el deber y, sobre todo, el oficio de un periodismo aprendido en la necesidad de combatir.

En una extensa conversación con Resumen Latinoamericano, este hombre de hablar pausado y con un pronunciado son cubano recordó el primer encuentro entre Massetti, Fidel y Ernesto Guevara, y la posterior idea de crear una agencia de noticias diferente que sirviera para unir a Latinoamérica. También rememorará las visitas nocturnas del Che a Prensa Latina, el intento de secuestro a Massetti en Costa Rica y la figura de otro periodista argentino, Rodolfo Walsh, al que no duda de calificar como un hombre “íntegro”.

Dejar que las palabras de Mainadé Martínez relaten su vida es la mejor forma de conocer una parte importante de la historia del periodismo y de la revolución cubana.


Un periodista argentino en busca de Fidel

La revolución se hallaba en su paso decisivo, era principio de 1958 y ya estaban en gestación y formación las distintas columnas que iban a invadir el occidente cubano. A la Sierra Maestra llegó un día un periodista argentino que estaba buscando a Fidel para hacerle una entrevista. Se da la coincidencia de que uno de los hombres que se encuentra a Massetti es de la columna del Che, entonces lo llevan y se identifican como argentinos. Inmediatamente se establece eso que se llama un nudo, un sentido de hermandad entre ellos. Comenzaron a hablar sobre los intereses de Massetti para la estación de radio donde trabajaba, y el Che le sirve de puente para que Fidel lo recibiera. Poco después, como a las dos horas, se aparece un personaje y dice que Fidel venía. Ese personaje era Juan Almeida. Entonces se establece un vínculo entre todos ellos y realmente no fue una entrevista, sino una conversación sobre la revolución, cómo surgió el Movimiento 26 de Julio, la vida del Che, cómo llegó a Cuba, cómo lo conoció a Fidel. Después ya pasaron a la parte de lo que iba a ser la revolución en sí y por dónde andaba: si estaba por el principio o por el final. Lo importante es que Massetti le hace una buena entrevista a Fidel, pero también le hace una magnífica entrevista al Che, porque había más afinidad en el sentido de la hermandad, eran personas de la misma nación. Ahí Fidel le habla a Massetti de sus proyecciones continentales, que era necesario cambiar la estructura de Cuba de aquella época y que él aspiraba a hacer eso y más, aspiraba a llegar a las posiciones martianas porque José Martí es el apóstol de nuestra revolución. Fidel le habla de todo eso, hasta que pasan a la cosa de América Latina y ahí Fidel le da las primeras ideas de lo que sería la revolución cubana de triunfar. También dieron sus opiniones el Che, Almeida, entonces establecieron un vínculo.


La vuelta de Massetti a Sierra Maestra

¿Qué pasa? Massetti estaba apurado para llegar para dar la información, salir de Cuba para Argentina, pero en ese trayecto se pierden las grabaciones, entonces tiene que regresar, volver a hacer la entrevista. Eran momentos de ofensiva de la revolución contra el gobierno de Batista, aunque sus fuerzas estaban en plena ofensiva también. Tuvieron que irse entonces para un lugar más secreto, más profundo en la Sierra Maestra. El lugar no se ha sabido. Massetti le traía a Fidel algunas ideas de cómo había asumido su emisora todo lo que contó con respecto a la personalidad de Fidel, que había un argentino también al frente de una columna, todo aquello redundó en que la segunda entrevista fue mejor que la primera, porque Fidel ya tenía una concepción más fuerte de cómo iba a enfocar su gobierno y las declaraciones le gustaron más a Massetti, según os confesó después. Ahí surge la idea de que la revolución debía tener una agencia de noticias para terminar con el monopolio de AP, de la UPI, desde el punto de vista latinoamericano. Realmente Prensa Latina nace en Sierra Maestra, en ese cambio de impresiones entre Massetti, el Che y Fidel. Se llega al acuerdo de que si triunfa la revolución, debe tener una agencia que no se parezca a las que están vigentes y defender los intereses populares y los del pueblo latinoamericano. Y trabajar también para que exista una revolución en América Latina que cambie los conceptos de aquella época.


Días y noches en una redacción

Cuando triunfa la revolución, inmediatamente le caen todas las agencias, los periódicos y las revistas norteamericanas en contra. Massetti es de la idea de que vinieran los periodistas norteamericanos y se hace una invitación para que llegaran a Cuba. Aquello constituye un éxito desde el punto de vista de la asistencia, no de lo que dijeron después, dijeron miles de cosas que eran contrarias a la revolución, pero sí se logró el éxito de hacer ese trabajo. Massetti fue protagónico en eso, porque trajo mucha gente simpatizante con la revolución en ese momento y que tenían posiciones progresistas. Después, el funcionamiento era entrar por la mañana, pero no saber cuando se salía. A veces nos pasábamos dos o tres días sin ir a la casa. Porque Massetti salía a hacer una diligencia para beneficio de Prensa Latina y a veces eso se convertía en vernos al otro día. Cuando él conversaba o se encontraba con alguna autoridad de peso, ya se la quería ganar para Prensa Latina. Si iba a la Asociación de Reporteros y veía a un periodista que le interesaba y le gustaba en su conversación, también quería traerlo para acá. En los primeros tiempos Prensa Latina muchos periodistas latinoamericanos, o sea que era un piquete de cubanos y latinoamericanos. Los latinoamericanos con mucha más experiencia que la nuestra porque aquí no había ninguna agencia de noticia que tuviera como corresponsal un cubano. La primera que establece ese vínculo es Prensa Latina a través de Massetti.


El Che, Massetti y un secuestro

Bueno chico, el Che venía todos los días y nunca dejó de venir. Llegaba sobre las diez de la noche a cogerle su tabaco a Massetti, entonces arreglaban el mundo. De ahí salieron muchas cosas interesantes que Prensa Latina desarrolló posteriormente. El tránsito de Massetti fue rápido, porque siempre tuvo en mente hacer lo mismo que el Che e ir a Argentina para hacer una revolución. Lo intentó y realmente lo hizo, no salió como se esperaba y eso es otra cosa, pero era su idea central. Mientras estuvo aquí fue a un viaje a Costa Rica, donde se presentó una reunión de la OEA y lo secuestraron, pero había periodistas cubanos, y uno de ellos vio el momento en que lo metían en un automóvil y se lo llevaban. Había uno que estaba abajo esperándolo a Massetti con la máquina de escribir y siguió el carro. Cuando no te toca, no te toca. Entonces vieron a dónde lo metieron, todo el mundo se movilizó y se aparecieron ahí. Llamaron a Raúl Roa, que era nuestro canciller en aquel momento, y Roa inmediatamente fue para allá. Según nos informaron después, no era una cárcel, pero era un “lugar” para conversar, hacerle un interrogatorio y tratar de enmarañarlo, pero Massetti ya estaba muy alertado y había cogido mucha cancha.


El hombre íntegro

Rodolfo era una persona, antes que nada, íntegra. Era un hombre muy sincero, honesto, un magnífico revolucionario, un hombre idealista y que se consagró a ayudar a Massetti. Decir otra cosa sería mentir. Walsh, sobre todo, era muy inteligente y él se mantuvo aquí mientras se mantuvo Massetti. Su idea era también integrarse a la organización que Massetti iba a crear y trabajar junto a él. Fue perseguido de forma muy dura, tanto es así que lo acosaron y fue asesinado vilmente. Pero era un gran periodista y aparte era un gran articulista y ayudaba a todo el mundo. Ayudó mucho a Massetti en la organización de la agencia, era el segundo. Rodolfo además siempre tenía las puertas abiertas para todos, a hablar con él iba hasta el hombre de la limpieza. Nosotros sencillamente sentimos mucho la muerte de Rodolfo Walsh y aquí todos los años se le hace un homenaje. Rodolfo, que era el jefe de servicios especiales, después orientó a compañeros latinoamericanos que se fueron de Cuba para hacer artículos sobre las situaciones en sus países y sobre qué podía surgir de la coyuntura que había creado la revolución cubana.


Una agencia en plena guerra

El proceso de evolución de la agencia tuvo altas y bajas, porque cuando comenzó, debido a la calidad del personal, inmediatamente tuvo repercusión en América Latina. Sobre todo, después que Massetti empezó a trabajar. El conocimiento de muchos periodistas latinoamericanos que pasaron por aquí, no a trabajar, pero sí a conocerla, sirvió mucho. Eso hizo que la agencia surgiera. Después de la invasión a Playa Girón, la agencia se mantuvo fuerte, pero ya empezaron las presiones. Lo primero que vino fue la voladura del barco Le Cubre, donde murieron doscientos treinta cubanos y la mayoría de los marinos. Girón fue un golpe que solamente en setenta y dos horas se pudo detener porque al frente estaba Fidel. Y le caímos hasta a cañonazos a los barcos norteamericanos. Eso sirvió mucho para fortalecer la revolución cubana, porque todo el mundo creía que ahí nosotros terminábamos. Trabajando ya la CIA aquí, se le dio fuego a otra tienda que se llamaba La Época y empezó el sabotaje a los cañaverales, tiraban bombas a los ingenios azucareros. Estábamos en guerra prácticamente. Tuvimos la solidaridad de muchos países de América Latina y del mundo, también tuvimos mucho reconocimiento de la Unión Soviética que nos ayudó para mantenernos durante esa guerra y de otros países socialistas que colaboraron con Cuba. Pero luego tuvimos una caída, porque todo el mundo necesita comer y sus pesitos para mantenerse, entonces los compañeros latinoamericanos fueron buscando el país dónde irse y nos quedamos nada más que los cubanos, pero siempre tuvimos el apoyo de ellos.


El periodismo y la nueva generación

La prensa de hoy no es la misma de cuando empezamos. Nosotros, producto de los mismos que nos formaron, éramos prácticamente soldados, que seguíamos esa consigna y ese sentido de Martí que decía “tanto tiene el periodista de soldado”. Nos sentíamos soldados, lo practicábamos, creamos las Milicias Nacionales Revolucionarias, hacíamos entrenamiento y guardias en la agencia. A veces nos pasábamos dos días aquí porque teníamos guardia y no podíamos ir a la casa porque vivíamos muy lejos. Al otro día a las siete de la mañana estábamos trabajando en la redacción. Había algunos que trabajaban aquí y a su vez en Radio Reloj o en la televisión, entonces la vida nuestra era muy dura. Pero era y sigue siendo un deber trabajar para la revolución. La juventud de hoy no pasó lo que pasamos nosotros, las tensiones que vivimos, ahora el estudiante viene y nosotros lo ayudamos en todo sentido. Desde que entran en la escuela de periodismo los estamos atendiendo porque ellos vienen siempre, cada seis meses pasan un mes, y se forman aquí durante los cinco años que estudian. No todos tienen el mismo pensamiento, como podemos tener nosotros que ya somos veteranos de mil batallas. Como me ven, ya tengo setenta y siete años y llevo cincuenta y dos en Prensa Latina. Llegué hecho un muchacho y aquí me he mantenido. Nuestros jóvenes además son críticos y analistas. A veces nos sentamos a escucharlos porque tienen fundamentos, poder de análisis, o sea que la juventud nuestra sigue avanzando.


“Cuba no pierde el ímpetu”

Otra cosa muy importante es que en este país había muchas clases, primero que nada millonarios norteamericanos dueños de todo. Después teníamos los hacendados cubanos con centrales azucareros y manejaban la agricultura. También teníamos a los políticos, que la mayoría eran intelectuales con una trayectoria que venía de la guerra de la independencia de 1895. Eran los dueños de los partidos políticos, eran ministros, todo eso hizo que hubiese clases. Estaba el pobre que pasaba una tremenda, pero había familias que tenían la oportunidad de ir a las mejores escuelas de Cuba y la oportunidad de trabajar, de crecer mental y económicamente de acuerdo con el color de la piel. Todo esto se ha ido superando gracias a la revolución. No quiere decir que todo esté terminado, en Cuba la lucha es permanente y seguirá siendo permanente, este pueblo no puede estar sentado, tiene que estar en movimiento. Y así es cuando Fidel citaba a los compañeros para que fuéramos a la Plaza de la Revolución. Eso es Cuba, Cuba no pierde el ímpetu, ni el sentirse parte de la revolución. Ahora, el cubano es crítico, se critica a sí mismo, eso es cierto, pero es una gente que cuando le dicen que hay que dar el paso adelante, está en primera fila. Por eso esta revolución siempre ha salido adelante a pesar de que ha tenido, y tiene, la presión más grande de la potencia más rica que hay en el mundo. Hay que tener la seguridad plena que Cuba no se dejará vencer. 

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