miércoles, 14 de noviembre de 2012

Utopías en movimiento: en busca de la literatura latinoamericana


Al eterno debate sobre el significado de la literatura y su rol en la sociedad, y a la solemnidad que muchas veces envuelve el arte de la escritura, el colombiano Gabriel García Márquez le quitó el anquilosamiento y dijo en 1972, al recibir el Premio Internacional de Nóvela Rómulo Gallego, que había llegado a Caracas "sencillamente por mi antiguo y empecinado afecto hacia esta tierra en que una vez fui joven, indocumentado y feliz, y como un acto de cariño y solidaridad con mis amigos de Venezuela, amigos generosos, cojonudos y mamadores de gallo hasta la muerte. Por ellos he venido, es decir, por ustedes".

Su discurso, junto al de otros 16 ganadores, desde 1967 hasta 2009, fueron reunidos en un volumen publicado este año por la Fundación Celarg y Monte Ávila Editores Latinoamericana.

Utopías en movimiento es un libro que permite ver la metamorfosis de la literatura latinoamericana durante cuatro décadas. Además invita a profundizar en el eterno debate sobre el quehacer literario, su compromiso con la realidad que habita, la posición del escritor en su tiempo y la creación de nuevas estéticas y formas de escritura.

Estas inquietudes atraviesan los discursos, desde el del peruano Mario Vargas Llosa, premiado en 1967 por su novela La casa verde, hasta el del argentino Ricardo Piglia, galardonado en 2009 por su obra Blanco nocturno.

En el caso de Vargas Llosa, que en esa época todavía defendía las causas populares del continente, aparecía la crítica hacia el sistema y su trato a los escritores.

Para el peruano, en un principio el artista era excluido y denigrado, hasta que fue asimilado por la burguesía. Pelear contra esto, planteaba Vargas Llosa, y concebir a la literatura como "una forma de insurrección permanente" que no "admite las camisas de fuerza". "La literatura puede morir pero no será nunca conformista", aseveraba.

Luego de más de 40 años, el argentino Piglia defendía los "relatos sociales" como uno de los motores de la literatura. En su discurso, el autor de novelas como Respiración artificial y La ciudad ausente, explicaba "que si por un procedimiento mágico pudiéramos tener a disposición todos los relatos que circulan en una ciudad en un día, sabríamos más sobre ese lugar que analizando informes políticos, noticias, encuestas, estadísticas o recibiendo el discurso de los medios".

Piglia también convocaba a crear una literatura que persistiera "en su aspiración a la verdad y esa aspiración la justifica".

Entre el primer ganador del Rómulo Gallego, y el último, en medio aparecen las grandes discusiones literarias de América Latina encabezadas por los demás galardonados como Elena Poniatowska, Isaac Rosa, William Ospina, Carlos Fuentes, Arturo Úslar Pietri, Ángeles Mastretta y Roberto Bolaño, entre otros.

En su escueto discurso, y como advertencia clara, y a su vez propuesta en el campo de la cultura, García Márquez manifestaba una idea en la década del 70, que no ha perdido vigencia: "los escritores no estamos en el mundo para ser coronados; siempre he creído y muchos de ustedes lo saben, que todo homenaje público es un principio de embalsamiento. Siempre he creído, en fin, que los escritores no lo somos por nuestros propios méritos, sino por la desgracia de que no podemos ser otra cosa y que nuestro trabajo solitario no debe merecernos más recompensas ni más privilegios, que los que merece el zapatero por hacer sus zapatos".

(Publicado el 13 de noviembre de 2012 en www.avn.info.ve)

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